4 - El salto digital

Seguí mis estudios disfrutando las materias que me gustaban (las de las áreas creativas) y sufriendo las otras (las de las áreas racionales... grr) destacandome en las primeras y "raspando" las otras. Pasó el tiempo y la fotografía análoga se hizo un poco más costosa y aquellas réflex se quedaron en el estante. Atrás quedaban los años noventa. Para ese entonces llevaba un tiempo aprendiendo y trabajando en el desarrollo de sitios web, como actividad alterna a mis estudios, lo cual era toda una novedad y como buena creativa fui llamada a hacer nuevas fotos para el sitio web de mi universidad. Volví a sentirme en mi salsa y mejor aún, aquella fue la primera vez que conocí una cámara digital. Era una Sony gigante y un poco pesada, que almacenaba las imágenes en un diskette. Fue fantástico ver inmediatamente después de la captura a través de una pantalla, la composición que acababa de hacer. Ya no habrían más esperas ni misterios, todo era cuestión de un ¡click!.

La satisfacción de capturar fotos de esa manera, se desvanecía un poco con los altos costos que para ese entonces tenían las pocas cámaras digitales que había en el mercado. Así que a pesar de que no fuera mía, el poco tiempo que la tuve en mis manos lo supe aprovechar. Con el tiempo varias cámaras más, pasaron por mis manos en modo préstamo, y tuve la oportunidad de conocer diferentes marcas con sus respectivos "pros" y "contras". Además de construir mis propias opiniones como usuaria respecto a esos productos, exploraba aún más en la fotografía, especialmente en ese que llamo "El gran mundo de lo pequeño": el macro.




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