Hace algunas semanas estuve en una capacitación intensiva, profundizando mis conocimientos en otro de mis grandes gustos: el vino. Dirigida por un enólogo bastante particular, cuyo derroche de buena energía es difícil de olvidar y quien supo compartir con nosotros parte de sus conocimientos de una manera muy agradable.
Entre más conozco sobre vinos más me gustan y como en todo, el conocer permite seleccionar. Se preguntarán el porqué escribo este post y porqué he decidido "maridar" el vino con la fotografía. Simple, veo en estos dos temas una analogía. El acelere de la vida actual pone el escenario perfecto para que no disfrutemos el placer de la observación. Pasar velozmente la mirada sobre una buena foto sin detenerse realmente a apreciarla y olvidar todo los procesos que tuvieron que llevarse a cabo para que ésta fuera posible, es la misma situación que también pasa con los buenos vinos. Mirar la botella sin leer su etiqueta como si el contenido de ésta, no tuviese mucha información para aportarnos.
La elaboración de un vino por muy económico y básico que sea, no deja de ser un proceso complejo cuyo resultado final dependerá de muchos factores que incluyen aquellas tareas que se encuentran desde mucho antes de cosechar la primera uva. Desde la selección del terreno donde se encontrará el cultivo y su adecuada preparación, pasando por la vendimia, el despalillado y otros cuantos procesos más. Este video explica todo lo que hay que tener en cuenta, antes de sembrar las vides. El mundo del vino es tan profundo, complejo y fascinante para mí, como lo es la fotografía. Es un mundo en el cual nunca se deja de aprender, y en el cual siempre habrá alguien al otro lado del mundo observándolo y degustándolo.
Entre más conozco sobre vinos más me gustan y como en todo, el conocer permite seleccionar. Se preguntarán el porqué escribo este post y porqué he decidido "maridar" el vino con la fotografía. Simple, veo en estos dos temas una analogía. El acelere de la vida actual pone el escenario perfecto para que no disfrutemos el placer de la observación. Pasar velozmente la mirada sobre una buena foto sin detenerse realmente a apreciarla y olvidar todo los procesos que tuvieron que llevarse a cabo para que ésta fuera posible, es la misma situación que también pasa con los buenos vinos. Mirar la botella sin leer su etiqueta como si el contenido de ésta, no tuviese mucha información para aportarnos.
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| Vino y viñedo Foto: Laura Olejua |
Se podrán hablar de los mejores vinos del mundo, aquellos de crianza, con procesos de elaboración tradicionales como el famoso francés Gran Vin Chateau de Latour, o el famoso Petrus, cuyo precio al público en un reconocido restaurante de Bogotá es de 23'000.000= pesos colombianos. Pero sean esos o cualquier otra clase de vinos que degusten, los invito a apreciar cada sorbo. "Porque el que a este mundo vino y no bebe vino, entonces ¿a qué vino?." ¡Salud!
